Tenía la fortaleza de mi experiencia: los negocios hay que montarlos con preocupación y no financiación. Si los montas con preocupación al final las cosas salen bien porque no duermes por la noche. Y si no duermes es porque te preocupas por él
“La necesidad es lo que hace que las empresas franquiciadoras como la mía hayan tenido que crecer. La falta de recursos libera la imaginación de los emprendedores”. Esta frase de Fred de Luca, fundador de Subway; primera red internacional de sándwiches con más de 40.000 establecimientos, se le podría haber atribuido también a José María Fernández Capitán, fundador de 100 Montaditos. Para el creador del Grupo Restalia, la necesidad de encontrar una fórmula de subsistencia al más puro estilo americano le ha permitido ocupar la posición que tiene hoy.
Un pequeño local de tan sólo 19 metros cuadrados en Islantilla, un pequeño pueblo costero de Huelva vio nacer a 100 Montaditos en el año 2000. Un inicio más que modesto para un joven sevillano en paro y con escasos recursos económicos. Estas fueron las semillas de lo que hoy es una de las cadenas de restauración más importantes y conocidas de nuestro país. En 1999 Fernández Capitán se quedó en paro y decidió marcharse con su familia a la localidad onubense donde se forjó y nació la idea de 100 Montaditos.
A finales de los años 90, en el municipio costero construyeron un centro comercial que, a simple vista, parecía un conjunto de apartamentos turísticos debido a su estructura y organización. A cielo descubierto y en el mismo paseo marítimo, en este centro comercial se podía respirar el aroma marino mientras el cliente se sentaba en sus terrazas. Fue en este lugar donde José María decidió arriesgarse como empresario montando un local de Pizza Queen, aunque en su cabeza estaba rondando otra idea que nada tenía que ver con las pizzas, ni con las franquicias. Al menos, de momento.
Una vez instalado en la localidad onubense, José María Fernández-Capitán abrió un local de Pizza Queen, la franquicia donde había estado trabajando en Sevilla desde los 19 años. Este local de 30 metros cuadrados que alquiló fue la antesala de su éxito, porque no satisfecho con montar la pizzería, decidió alquilar un local cercano de 19 metros cuadrados y montar otro negocio.
“En ese mismo centro había un local vacío de 19 metros, pensé que allí podría tener otro buen negocio y lo alquilé” así es como explica el empresario andaluz su primer encuentro con el local que posteriormente, le transformaría la vida tal y como la conocía hasta entonces.
Ocho meses estuvo Fernández- Capitán pensando qué negocio podía funcionar en ese pequeño local que había alquilado. En un espacio tan reducido para Fernández- Capitán “la clave era vender mucho de un solo producto”. Las dimensiones de aquel establecimiento, obligaban al andaluz a simplificar el proyecto de restauración, no podía ser un negocio tradicional porque el espacio era demasiado pequeño. A pesar del espacio reducido, el empresario consiguió recrear en aquel lugar una típica taberna sevillana. Antes de convertirse en el monstruo de la restauración que es ahora, la decoración del primer 100 Montaditos era ornamentada y dejaba mucho que desear. Las paredes estaban cargadas de fotografías en blanco y negro con temática andaluza y un mobiliario igual de oscuro. Así nació un bar que ofrecía “un solo producto y un solo precio, cien montaditos con pan recién hecho, a cien pesetas, con cerveza Cruz Campo muy fría”.
“A los 19 años inicié mi andadura en el mundo de la restauración y la franquicia haciéndome cargo del área de desarrollo de Pizza Queen en Andalucía. En tres años conseguimos abrir un total de doce establecimientos, dos de ellos en calidad de franquiciado. Me encargaba de casi todo: obras, personal, marketing, aperturas, franquiciados, sistemas… todo ello en un ambiente de estrecha colaboración con el franquiciador de esta marca, Iberqueen, posteriormente absorbida por la lusa Ibersol”.
Sorprende que un adolescente de 19 años tuviese tantas responsabilidades dentro de un negocio. Más que sorprendente parece imposible, pero José María lo explica de la siguiente forma: “me llamaron a través de un familiar, vamos que me enchufaron. Y algo que podía ser interesante para el niño, debieron pensar mis padres, efectivamente acabo resultando muy provechoso”.
Era un estilo de negocio que conocía bastante bien, sabía cómo funcionaba y se sentía cómodo. Desde su puesto de trabajo observaba cómo la gente emprendía nuevos proyectos en franquicia y triunfaba. Estas premisas hacían que los sueños de José María de tener su propio negocio y ser su propio jefe creciera. Una pregunta sobrevolaba su cabeza; si ellos lo han logrado ¿Por qué yo no? Fue entonces cuando decidió abrir un par de franquicias PizzaQueen, que al fin y al cabo era el negocio en el que más experiencia tenía, para probar suerte y verse a sí mismo como su propio jefe. Uno de estos establecimientos lo abrió en Sevilla, la ciudad en la que vivía y, la otra en San Fernando. Fernández Capitán estaba contento y orgulloso del trabajo que estaba realizando hasta que se topó con una de las grandes cadenas de pizzería que haría sombra a sus franquicias. Y no era otra que la famosa enseña Telepizza, de hecho, esta cadena finalmente absorbió a Pizza Queen.
En ese momento José María estaba viviendo y experimentando de cerca el desarrollo de las franquicias en España. Nuestro país se estaba abriendo a un nuevo concepto de restauración más organizado. Estaban surgiendo nuevas ideas originales e interesantes. Aunque las franquicias desembarcaron en España en los años setenta, no fue hasta la década de los noventa cuando empezaron a coger fuerza.
La inspiración de Fernández- Capitán para crear 100 Montaditos proviene de diferentes fuentes. El exitoso empresario cuenta que “la cadena tiene algo de McDonald’s en la forma de servir y de atender al público, pues no cuenta con servicio de mesa. También se asemeja a las cervecerías Gambrinus en cuanto a la iluminación o a los detalles de madera de los locales. El cliente, al margen de comer, también puede beber, de ahí que se pueda emparentar con los pubs irlandeses. Y no olvidemos que posee elementos que provienen de otros sectores, como el precio único, algo característico en su momento, de las tiendas de todo a 100”.
El éxito de 100 Montaditos fue casi inmediato, al menos en afluencia. Desde el inicio siempre se formó una gran cola de clientes y para evitar las aglomeraciones en un local tan pequeño, el empresario andaluz pensó en una solución, al principio rudimentaria, pero que con el paso del tiempo se convirtió en una de las señas de la marca: Un megáfono de latón con el que llamar a los consumidores para recoger sus pedidos. Ese detalle, cuenta su dueño, “se convirtió en una experiencia, era interactuar con el cliente que daban nombres de futbolistas o motes” y lo más importante que recuerda es que ese mes pudo pagar la letra.
El local contaba con un amplio horario que hacía posible la elaboración de un mayor número de productos en mucho menos tiempo. El sistema real de este negocio originó la creación de un modelo fast food con carácter hispano, con la imagen de un típico bar español y ofertando unos productos plenamente nacionales, lo que ha hecho que se convierta en una empresa que, en cierta medida, representa parte de la gastronomía española. El montadito es un producto popular en Andalucía y eso, Fernández- Capitán lo conocía bastante bien, y si a esto le añades como complemento la cerveza, creas un negocio perfecto y de éxito.
El origen del nombre de 100 Montaditos también es plenamente español ya que José María se inspiró en los antiguos y populares establecimientos de “100 pesetas” que ofrecían una gran gama de productos a un mismo precio. “La idea de llamarlo 100 Montaditos surgió de las tiendas de los años 90 en las que todo se vendía a 100 pesetas. Trasladé esa idea a la restauración poniendo la cerveza, los montaditos y los refrescos a 100 pesetas. Se unía el 100 como concepto y variedad de producto al 100 del precio”.
El día de la apertura del local que inició el nacimiento de una cadena pasó un tanto desapercibido para Fernández-Capitán, ya que ha comentado en alguna ocasión que no se acuerda mucho de la inauguración de su primer establecimiento. José María comenta que “trabajaba una barbaridad en esa época”.
Ese primer local comenzó a dar sus frutos rápidamente, tanto es así, que su competidor más cercano acabó cerrando sus puertas. La franquicia Bocatta, que ofrecía más o menos los mismos productos que la nueva taberna, pero bastante más caros cerró pasados dos veranos y su local quedó en manos de 100 Montaditos. A pesar de su austero diseño, algunos de aquellos primeros clientes aseguran que el éxito del bar se dio gracias, principalmente, a la buena ubicación en la que se encontraba: en la planta baja del centro comercial.
Cuando José María Fernández Capitán decidió emprender su proyecto, lo realizó sabiendo que era una acción totalmente imprudente porque, como él mismo ha comentado “fue realmente un momento de total inconsciencia. Yo estaba en el paro y tenía un dinero ahorrado con el que hice una obra muy pequeña en el local que pude pagar a plazos. Era consciente de que aquel día de abril del año 2000 me la jugaba completamente. Si aquello no funcionaba estaba arruinado y si funcionaba podía montar un negocio que me permitiera subsistir. No tenía crédito con bancos porque no podía tenerlos, no tenía nada, ninguna propiedad”.
Las entidades financieras no le facilitaban ningún tipo de préstamo, era normal al ver que era una persona tan joven, que además no tenía ningún ingreso financiero con el que devolver el préstamo y tampoco ninguna propiedad con la que avalarlo. Ante este panorama, Jose María decidió arriesgar lo poco que tenía y apostar por su idea.
A esta falta de financiación se le añadió la falta de apoyo por parte de su familia y amigos. Aquí no se dieron las condiciones de las famosas tres efes; “family, friends and fools” que se han dado en tantos negocios. Las condiciones climáticas de la zona en la que vivía no propiciaban la confianza de su entorno, ya que es un área en el que hace calor, es bastante soleado y creían que el proyecto no encajaría bien allí. Le cuestionaban continuamente; para qué y qué necesidad tenía de hacerlo. Estas críticas le afectaban mucho pues todavía era muy joven y no sabía administrarlas correctamente. Pero a pesar de ir contracorriente, el empresario andaluz decidió continuar con su pensamiento y emprender.
En la mente de este auténtico emprendedor la idea estaba clara, la unión de pan y cerveza no podía fallar, y menos en un país como España, donde nos gustan tanto las reuniones de amigos con cervezas y algo de picar. Para Fernández-Capitán la idea tenía que funcionar y, de hecho, así fue. El punto diferenciador por el que apostaba era que él ofrecía 100 tipos diferentes de montaditos con un pan recién horneado y calentito. El producto era sencillo, pero hacía que su elaboración también lo fuese, invertía poco en personal porque no era necesario tener una gran plantilla y tampoco que estos recibiesen mucha formación. “Solo apostaba por mi idea y por lo que yo quería hacer. Tenía la fortaleza de mi experiencia: los negocios hay que montarlos con preocupación y no financiación. Si los montas con preocupación al final las cosas salen bien porque no duermes por la noche. Y si no duermes es porque te preocupas por él. Aquello era a vida o muerte. Y salió. Pero salió porque era un empeño personal en que tenía que salir”.
Fernández- Capitán seguía trabajando y con el paso del tiempo fue observando y analizando cómo eran los consumidores de su local, qué cosas les gustaba y qué no, en definitiva, saber cuáles eran sus principales demandas. Descubrió que podía eliminar el servicio en mesa, lo que abarataba los costes, además, el uso del monoprecio atraía a mucha más clientela y les animaba a consumir sin preocupaciones.
Uno de los mayores aciertos de 100 Montaditos y de su fundador José Mª Fernández-Capitán fue elegir la franquicia como alternativa de crecimiento. Gracias a la franquicia se ha convertido en la empresa que es hoy. De lo contrario, hubiera conseguido algunos locales más o menos exitosos que le hubieran permitido vivir adecuadamente, pero hubiese sido impensable lo que ha logrado en tan corto espacio de tiempo. Cuando se observan los inicios de la marca parece imposible creer que haya podido convertirse en uno de los mayores grupos de restauración de nuestro país. Realmente, sus inicios se fraguaron a través de un cartel colgado en la fachada de un bar. Y esto es lo que hace esta historia especial.
El empresario andaluz pensó rápidamente en franquiciar su negocio y aprovechar las oportunidades que esta fórmula podía aportarle. El futuro franquiciado obtendría una gran rentabilidad y las particularidades como el diseño, la estética o el concepto les ayudaba. Él mismo se consideraba “puramente franquiciador”. Tenía entendimiento y experiencia de lo que el franquiciado debía hacer para que su restaurante triunfara, pues él ya había vivido aquello, había pasado por ello y sabía muy bien lo que había que hacer.
Un rudimentario cartel que colocó en la fachada de su primer bar hizo que el negocio comenzara a moverse en el mercado de las franquicias. En aquel cartel lo único que podía leerse: “Se franquicia: Sr. Fernández”.
La estrella de la restauración organizada en sus comienzos, trabajaba como camarero en su propio establecimiento y muchas personas le preguntaban cómo podían franquiciar el negocio tras ver aquel cartel. José María Fernández- Capitán ha contado cómo actuó en alguna ocasión para franquiciar su negocio. “La gente vio el cartel y empezó a llamarme por teléfono y a interesarse por el negocio. Tuve momentos muy divertidos. Por ejemplo, llegaba un señor, veía el rótulo y me preguntaba que si ‘esto’ se franquiciaba. Yo le decía que sí, que era una franquicia y le daba el teléfono. Veía desde la barra como ese señor se apartaba unos metros y me sonaba a mí el móvil. Entonces me iba a la calle y recepcionaba la llamada. Tomaba nota de su teléfono y le decía que le llamaría para quedar con él en Madrid. Luego, el señor volvía a entrar al restaurante y me decía que había hablado con la franquicia. Y yo le decía que era estupendo y que a mí me estaban tratando muy bien”.
La primera franquicia que abrió 100 Montaditos fue en Mérida en el año 2001, la segunda en Orense, la tercera en Valencia, la cuarta en Costa Ballena y la quinta en Sevilla. Era el mismo Fernández-Capitán quien iba con su Peugeot 205 y el respaldo de una plantilla de 4 personas. José María se encargaba de todo, de los proyectos de obra, del marketing, de dirigir las aperturas y del aprovisionamiento, entre otras cosas. En los inicios no tenía dinero para comprar un camión térmico y se encargaba él mismo de transportar los suministros en su vehículo. La necesidad aguza el ingenio, y por eso realizaba el transporte por la noche ya que las temperaturas descendían bastante y con este sistema evitaba que los productos se estropearan. Llevaba todos los productos desde la tienda original en Islantilla hasta el nuevo local.
Los primeros años fueron los más duros ya que había muchas personas interesadas en franquiciar el negocio y tenía que atenderlos, pero a su vez, él seguía siendo la cabeza de su negocio y debía estar al pie del cañón. El empresario andaluz tenía que echar muchas horas, estaba dedicado en cuerpo y alma a su proyecto, para que el negocio siguiera siendo exitoso.
En el año 2003, 100 Montaditos ya era un éxito en el sur de España, y esto fue el empujón que José María necesitaba para lanzarse a abrir su primer local en Madrid. El establecimiento se ubicó en el centro comercial Nássica en Getafe. La capital se convertiría en un escaparate ideal para proyectar posibles franquiciadores y clientes, desde este momento el negocio creció de forma exponencial gracias a la ayuda de los centros comerciales.
Un año más tarde, 100 Montaditos alcanzó un total de 24 establecimientos y es entonces cuando Fernández- Capitán decide crear una oficina central para gestionar el negocio de una forma más profesional. La Central se instaló en Isla Cristina, aunque más tarde se trasladaría a Madrid. En esta oficina comenzó a tramitar y organizar las franquicias, allí tenía las reuniones con los nuevos emprendedores y firmaban los contratos. Hasta entonces, la forma de administrar el negocio era muy distinta: Se trasladaba en AVE hasta Madrid y allí quedaba con 25 ó 30 personas en la cafetería Samarkanda en Atocha y les explicaba el modelo de negocio y su rentabilidad. Los interesados les hablaban de sus locales e iban a visitarlos. Al finalizar, firmaba los contratos y se volvía a Islantilla donde se ponía de nuevo detrás de la barra para seguir vendiendo montaditos.
Es en el año 2004, Fernández- Capitán creó el grupo de restauración español Restalia, cuya principal marca es 100 Montaditos, presente en 11 países, acompañada posteriormente de las marcas Cervecería La Sureña y TGB (The Good Burguer). En 2019 Restalia añade tres nuevas marcas más al grupo creando la neorestauración. Tres nuevas enseñas con los nombres de Panther Juice&Sandwich Market, DPM (De Pizza Madre) y Pepe Taco.
Corría el año 2006 cuando este empresario andaluz evidenció que los centros comerciales se quedaban cortos para su expansión empresarial y vio una oportunidad de crecer llevando sus negocios a locales a pie de calle. Supuso un revulsivo. Al año siguiente, 100 Montaditos logró superar los 100 locales.
La enseña andaluza seguía creciendo y el inicio de la incipiente crisis económica no iba a frenarla. José María ideó la Euromanía: ofrecer todos los miércoles los productos a un euro. Una iniciativa que atrajo a mucha clientela y llenaba los locales un día entre semana. Una vez más, el fundador de 100 Montaditos, consiguió cambiar de nuevo el concepto del ocio en la restauración. Esta idea fue rentable pese a la reticencia de algunos franquiciados porque se planteó en plena crisis económica cuando la sociedad española invertía poco en ocio y restauración. Pero este sistema permitía a los ciudadanos gastar su dinero en productos baratos y disfrutar de un rato agradable sin que fuese demasiado costoso. La enseña mantuvo su éxito en estos críticos momentos gracias a esta original idea.
Con todo este recorrido, José María quería alcanzar nuevas metas. En 2009 “llegué al convencimiento de que el maravilloso negocio de la restauración organizada que vino a España en los años noventa estaba obsoleto y decidimos avanzar con modelos que complementan y lanzamos La Sureña, que a diferencia de 100 Montaditos no tenía pan, sino raciones, y la cerveza se bebe muy fría en botellín servida en un cubo con hielo, mantenemos la simplicidad con una metodología de casual Food muy potente y el monoprecio para las raciones”.
La Sureña es una cervecería que creció rápidamente ya que su imagen y su concepto de restauración tuvo gran auge entre los consumidores que disfrutaban de un rato agradable en este lugar. Su objetivo es llevar a otros lugares la gastronomía andaluza por medio de raciones acompañadas de cubos de latón con hielo y llenos de cervezas. “El auténtico Sur” es como se definió el concepto de La Sureña.
La tercera marca en incorporarse al Grupo Restalia ha sido TGB (The Good Burguer). Sus restaurantes tienen una decoración especial, que traslada a los clientes a la cultura urbana que sirve de preámbulo para degustar sus productos, con los que tratan de ir un poco más allá en el mundo de la restauración.
2013 fue el año elegido para la inauguración del primer TGB. Esta primera apertura traspasó las fronteras andaluzas. Su primer local se abrió en Madrid, en el centro comercial La Vaguada. En tan solo tres años, la enseña alcanzó un total de 100 establecimientos. El anhelo de José María era conquistar un mercado con grandes jugadores históricos destacando del resto por servir un producto de alta calidad a bajo precio. A pesar de que el nombre conduce a pensar que es una marca original americana o inglesa, nada tiene que ver con la realidad ya que sus productos son plenamente españoles y con un escenario clásico. La clave de su éxito en el mercado son los puntos diferenciadores que tiene respecto al resto de marcas, por un lado, ha sido la primera enseña franquiciadora de restauración que ofrece un producto 100% ecológico y por otro, también ha sido pionero en ofertar alimentos veganos.
En 2019 entran en juego tres nuevas marcas en el Grupo Restalia. En el mes de abril la compañía de restauración española presenta la neorestauración con el que pretende transformar el concepto de franquicia con tres nuevas enseñas: Panther Juice&Sandwich Market, DPM (De Pizza Madre) y Pepe Taco. Panther Juice&Sandwich Market es un concepto de restauración con oferta de sandwichs con el complemento de zumos y cafés; con la marca DPM pretende cambiar el concepto de pizzerías; y Pepe Taco es su apuesta por el segmento de la comida mexicana.
Durante todos estos años, José María observó cómo su ínfima idea se había convertido en una gran red de restauración en España, pero su ambición le hizo pensar más allá, le hizo plantearse qué pasaría con su proyecto nacional si lo llevaba al extranjero, ¿Tendría el mismo éxito que en su país natal? Para resolver esta duda interna no le quedó más remedio que tirarse a la piscina y probar suerte llevando su cadena de montaditos fuera de España.
En 2011 se inicia el desembarco de 100 Montaditos en Estados Unidos e inauguró esta etapa de expansión abriéndolo en Miami. Estados Unidos era un país que tenía un gran potencial, había grandes expectativas de crecimiento del segmento de comida rápida y un gran público al que dirigirse. Estas fueron las premisas para lanzar su enseña en un mercado extranjero, pero lamentablemente el éxito que José María tenía previsto no se cumplió.
Como posteriormente ha reconocido, el exceso de ambición le hizo actuar de forma precipitada. En primer lugar, la compañía hizo un análisis incompleto de los factores que influyen en la elección del país de destino, obviaron la importancia de la dificultad de trabajar en el mercado local. Las diferencias gastronómicas que existen entre Estados Unido y España son evidentes. A causa de estas diferencias era necesario adaptar los productos a la demanda americana. Por otro lado, si por algo se caracteriza el mercado de la restauración estadounidense, es por ser los reyes de la comida rápida, es más, las enseñas más populares de comida rápida son originales de este país por lo que, 100 Montaditos se enfrentaba a unos competidores bastante consolidados en el país.
La enseña española no adaptó la carta a las características y demandas americanas, motivo por el que la marca española no tuvo una buena acogida entre la ciudadanía estadounidense. Otro de los aspectos que dejó a 100 Montaditos fuera de juego fue que no contemplaron debidamente la dificultad de transmitir al mercado estadounidense las ventajas competitivas de la empresa, pues estas no existían como tal en Estados Unidos. El estilo de vida en ambos países es diferente, allí no es habitual quedar con amigos en un bar. La buena situación económica del país explicaba que los consumidores no fuesen tan sensibles al precio de los productos; el bullicio de los locales es valorado en los países latinos, en cambio esta característica es desagradable para el público americano. Además, ciertas características que definen a 100 Montaditos no son apreciadas por los estadounidenses pues consideraban que las porciones eran pequeñas, el diseño no encajaba, no les daba valor, básicamente porque no lo entendían, era demasiado español. Con este panorama de reveses en el que los locales iban fracasando uno tras otro, a José María no le quedó más remedio que abandonar su expansión en el continente americano.
Con todo esto, lejos quedó aquel sueño que Restalia tenía de abrir 4.000 establecimientos en cuatro años en el mercado estadounidense y latinoamericano. A final del 2014 apenas logró abrir 50. “El mercado americano era tremendo. Pero hemos reconsiderado nuestra estrategia hacia un crecimiento más responsable, más pensado” comentó en alguna ocasión el dueño de 100 Montaditos.
Actualmente, hay 5 locales abiertos en Estados Unidos. En el año 2012 inició su expansión en México y Bogotá donde sumó 13 locales. También está presente en Guatemala con 7 establecimientos, en Chile con 3 y Costa Rica donde hay un 100 Montaditos y otro en República Dominicana. En el año 2015 abre sus oficinas en Italia en donde suma más de 50 locales y de igual forma su presencia en Portugal se consolida con 15 locales. En 2019 inicia también su expansión en Francia, abriendo su primer local en la ciudad de Lyon.
Ahora, según Belén Martín, la directora general de Restalia, el grupo está apostando por Latinoamérica y Asia como mercados potenciales para la expansión de sus enseñas marcándose como objetivo alcanzar las 1.000 unidades para el año 2020.
Hace quince años el Grupo Restalia comenzó en un local de 19 metros cuadrados en Islantilla, en Huelva y hoy agrupa 100 Montaditos, La Sureña, The Good Burguer que suman 600 restaurantes y logran una facturación superior a los 260 millones de euros. A estas tres marcas ya conocidas por todos se han unido otras tres enseñas más cuya expansión se inicia durante el segundo semestre de 2019.
Detrás de esta conocida historia está José María Fernández Capitán, un sevillano de 49 años que ha trabajado toda su vida en el sector de la hostelería.
Restalia ha conseguido en este tiempo lo que algunas multinacionales lograron en medio siglo. El grupo de restauración mira el futuro con optimismo y con la estrategia decidida de seguir abriendo locales en España, donde según Fernández Capitán “aún quedan muchas oportunidades”.
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