Lizarran es una red de franquicias especializada en pinchos y cañas, fundada en 1988 como un concepto original de bar de tapeo que cuenta con una buena relación calidad/precio. Actualmente, la marca está presente en el territorio nacional con más de 200 establecimientos, siendo una de las franquicias de cervecería y tapas más conocidas y sólidas del panorama nacional.

Ser franquiciado de Lizarran requiere llevar a cabo una inversión total de 110.000 euros que incluye el canon de entrada que deberá entregarse en la firma del precontrato con la marca. Además, para tener un asesoramiento y soporte constante por parte de la central de franquicias, es necesario que el franquiciado pague un royalty del 5% sobre las ventas por la explotación de la marca. Sin embargo, Lizarran no requiere de canon de publicidad para llevar a cabo las estrategias precisas para el posicionamiento del restaurante en la zona. 

El tiempo que el franquiciado deberá permanecer al lado de la red de franquicias Lizarran es de 10 años, período suficiente para recuperar la inversión inicial realizada y obtener además, un amplio margen de beneficios. Otro de los requisitos que la marca establece tiene que ver con el tamaño del local, que tiene que tener un tamaño mínimo de 50 metros cuadrados para poder instalar todo el material necesario para el desarrollo de la actividad.

Desde la central de franquicias de Lizarran proveen al futuro socio de un asesoramiento basado en la transparencia, a través de reuniones para que el inversor conozca el sistema de la marca antes de iniciar su inversión.

En conclusión, abrir una franquicia de Lizarran supone un coste asequible dentro del sector de la hostelería, por debajo de otras cadenas de comida rápida. Además, es una marca con una larga trayectoria en España, reconocida por la calidad de sus productos, con altas ventas, que le ofrece al franquiciado un modelo de negocio sólido y con éxito en el mercado.

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