España cuenta con más de 1.400 marcas franquiciadas, lo que supone que más de 78.000 negocios operen bajo el modelo de negocio de franquicia. Además, en estos momentos, el emprendimiento en nuevas franquicias está experimentando un auge, debido a la inestabilidad económica a la que se enfrenta el país.
Factores como la guerra de Ucrania o la crisis sanitaria, y la consecuente crisis de precios que ha traído aparejada, han provocado que el trabajo autónomo se postule como una de las opciones más valoradas en el mercado laboral, siendo la de las franquicias una actividad con un peso cada vez mayor en el tejido empresarial español. Esto se debe al hecho de que para las empresas es una oportunidad para llevar a cabo sus planes de expansión mientras que los franquiciados se benefician del know how de una marca con una consolidada trayectoria.
A pesar de que las franquicias deben adaptar sus modelos de negocio a los nuevos tiempos, con el objetivo de multiplicar sus posibilidades de expansión y asegurar el éxito de sus nuevos establecimientos, en aspectos como la selección de perfiles específicos de franquiciados y la formación que les ofrecen, es una opción empresarial que, como señala Laura Acosta, Directora de Marketing y Desarrollo de Negocio de la consultora Tormo Franquicias Consulting, “destaca por su capacidad de adaptación en entornos cambiantes. Además del mayor músculo económico o de captación de inversión que suele presentar, también se debe subrayar que las franquicias son grandes focos de oportunidad, que permiten a los empresarios invertir en un valor más seguro que una empresa independiente. Son un gran motor para la generación de empleo y un valor de inversión importante para los bancos. Estos aspectos fundamentales, permiten que las franquicias hayan sobrevivido a periodos de crisis y sigan creciendo y consolidándose como uno de los modelos más estables y de éxito”.
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