José María Fernández Capitán, un ejemplo a seguir en el sector de la restauración

José María Capitán, ejemplo de emprendedor de éxito, no ha dejado de sumar vivencias empresariales de las que se pueden sacar en claro numerosas lecciones de gran valor. Con el “no conformarse” por bandera, José María Capitán ha do conquistando proyectos cada vez más ambiciosos. 

“Aquí hay dos cuestiones fundamentales. La primera de ellas es no conformarse. Recuerdo al abrir mi primer 100 Montaditos, que fue un auténtico éxito, y me planteé la opción de franquiciar; la gente a mi alrededor me decía que por qué, si ya estaba bien como estaba. Así que, por favor, no seamos conformistas. Hay que arriesgar”, cuenta el empresario.

La oferta gastronómica del grupo Restalia arriesga a tal nivel que transforma las tendencias en oportunidades, apostando por un gran departamento de I+D que siempre busca lo nuevo, contagiándose del espíritu inconformista de Capitán. “Esta innovación es clave, porque nos permite acercar novedades de forma constante a nuestros clientes y darles motivos para que nos visiten de nuevo. Un espíritu, por otro lado, que se impregna en toda la organización: en formatos de franquicia, en campañas de marketing, en creación de contenido y en modelos de trabajo”, declara el fundador.

Ambición y espíritu inconformista 

Capitán, siempre ha tenido un enfoque vanguardista que le ha ayudado a tener estímulo y tesón a la hora de enfrentar un paso más en su camino empresarial. Según cuenta el propio José María Capitán, todo modelo de negocio se basa en dos claves: la primera, tener pleno conocimiento de la actualidad, saber cómo se mueve el mercado y sus tendencias; y la segunda, por supuesto, escuchar al consumidor final, saber qué quieren y darles incluso más.

Por supuesto, la innovación es el ingrediente más importante para que el negocio, de hecho, en la definición de Restalia, entra un criterio de tener un producto único que no encuentras en otros negocios gastronómicos, que además es bueno y tiene una estupenda relación calidad-precio. El elemento diferenciador es vital para que una marca resalte en un sector sobreexplotado como la restauración organizada.